Mi primera noche
Pasaban las horas en aquel bar y
mi incertidumbre crecía y crecía hasta que oí a alguien decir que iba a conocer
el cuartel y yo seguidamente le dije que me apuntaba a ello.
Salimos de aquel bar y éramos
unos seis o siete tíos andando por aquella acera larga y recta que nos llevaba
hacia allí, y veíamos a los soldados que venían de delante y que seguramente se
disponían a dar su vueltecita diaria hacia el pueblo.