El escándalo se
incrementaba y yo lo presentía antes de salir a la calle y
cuando Salí vi que la gente estaba revoltosa, nerviosa. Grandes cantidades de
pájaros revoloteaban en bandadas y otros formada escuadras a los lejos del
horizonte y marchando hacia lados opuestos. Alguien sugirió con un gesto de su
dedo índice a que mirásemos hacia donde indicaba y lo vi y entonces lo
vi.
Era un círculo en el cielo. Raro, extraño y algo
inusual nunca visto que giraba y daba vueltas sobre si al contrario de la
agujas del reloj compuesto de nubes blancas. El resto del cielo era celeste y
limpio por lo que el círculo destacaba bastante y a la vez que giraban sus
nubes, parecía que en el centro había un punto negro que cada vez se hacía
mayor formando un agujero completamente negro como un ojo.
Cada vez que se miraba aquello crecía el pánico porque
aquello era algo tremendamente terrible. Ya se miraba a través del agujero y se
podía contemplar la noche y las estrellas a través de él con unos prismáticos y
a pleno día.
Por la carretera
de Fuente Amarga bajaban y subían gentes gritando porque se oían rugidos
terribles a lo lejos cuando de repente se sintió el primer temblor. Las aceras
comenzaban a levantarse y de los edificios caían las cornisas y yo solo estaba
preocupado por mi familia que se encontraban en los pisos de Fuente Amarga a
los que yo ya veía inclinados, cayéndose y hundiéndose en la tierra inclinados
y enterrados a media altura.
Entré en el
interior de la barriada y no los vi y tampoco pude reconocer el bloque. Desde
el interior de la barriada no se veía el horizonte del Este ni mucho menos el
gigantesco agujero del cielo cuando salí del centro y me dirigí a la carretera.
Fue allí donde
pude cerciorarme y aceptar aquella realidad, la realidad de que era el fin
inminente, imparable y solo tenía la opción de resignarme porque lo que tenía
delante de mi vista era ya apocalíptico.
Una gran masa de
agua se podía contemplar al Este desde Medina hacia la costa a una altura de lo
menos 100 metros por encima del horizonte muy por encima de los montes distinguiéndose
al fondo de la avenida de la música y que a la vez se elevaba cada vez mas
sintiéndose más cerca con el grandioso agujero oscuro por encima del paisaje.
Volví hacia el
interior de la barriada y conseguí entrar entre la distancia que había desde un
bloque de edificio y otro para poder esperar el impacto del agua y morir de la
forma menos angustiosa.
El ruido era
terrible y los gritos cada vez mas agobiante hasta que no pude mas y Salí otra
vez hacia la carretera. El agua ya estaba cerca y el agujero ya no era agujero
era una gran ventana abierta hacia el espacio exterior. Lo que antes era cielo ahora
era una parte del planeta tierra, el mismo, el nuestro con sus
distinguidos mares, océanos y continentes pero boca abajo que ocupaba casi la
mitad de la ventana abierta en el cielo y que ahora estaba lleno de estrellas.
Algo grandioso, espectacular y bello a la vez que terrorífico.
Fue tal el
impacto visual que volví al refugio para pensar que antes de la muerte tenía
que sacar mentalmente un significado a lo que había visto para morir con al
menos una posible razón de lo que pudo haber ocurrido pero ya era demasiado
tarde. Aquello era inexplicable tal vez como lo fue siempre nuestra propia
existencia.
Así que agarrado
a los hierros de aquella ventana espere el impacto y la gigantesca masa
oscureció el ambiente convirtiendo todo en un oscuro manto. El impacto fue
enorme, una sacudida total pero los dos bloques formaban un canuto de aire que
era donde yo estaba que mientras tanto miraba a mis pies sin ver nada y el agua
subía lentamente podía sentirla desde mis tobillos, rodillas y cintura hasta
alcanzar mi cuello mi boca, mi nariz y mis ojos que los mantuve abiertos como rebeldía
y como resistencia a la muerte pero después de ser cubierto por el agua notaba
que mi existencia se debilitaba, perdía intensidad, era más débil y se apagaba
poco a poco como si entrase en un plácido sueño a la vez que intentaba respirar
sin poder alcanzar el apreciado aire.
Mi debilidad se sumergía en el agua y la oscuridad sin
angustia, sin dolor, vencido y cansado para encontrarme con la enorme
satisfacción y alegría de verme ante un repentino y hermoso despertar de
madrugada.
Chiclana de la Frontera. Pesadilla 2.02
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