Cuando a
veces las miro, yo no sé si veo el mas allá o el mas paca, disimulando porque
me han enseñado que es de caballero. Yo no disfruto de estas cosas porque la
verdad es una enorme y gigantesca tortura. Yo nunca entenderé a los poetas que
hablan de amor y miran una flor, un capullo o una margarita para dar la fe de
lo grandiosa y bella que es la naturaleza, la creación divina, su amor o
desamor hacia una mujer que una de dos: o lo ha rechazado o el maricon no se
atreve con ella. Yo la verdad que no disfruto mucho del amor que se le pueda
tener a una mariposa o a una rosa pero en este paseo de esta hermosa mañana me
ha adelantado una de ellas con sus andares una belleza que se ha puesto a
caminar delante mía y me ha rebasado con sus pasos firme como se rebasa a una
furgoneta vieja y ahora de espaldas hacia mí, los dos vamos en la misma
dirección. Ella delante y yo detrás sin más remedio.
Que voy
a decirle yo que sea superior al encanto de contemplarla y sentirla para mis
adentros.
Probablemente si le digo algo puede suceder una reacción o puede surgir
algo después y lo más seguro es que tenga que cumplir como caballero y si
cumplo con ella puede ser que tenga que surgir una relación y luego quien sabe
si de eso sale un compromiso y si te
descuidas un poco posiblemente tenga que salir hasta una responsabilidad y
créanme que de eso me sobra es por lo que voy a lo que voy y me centro en lo
que me centro y siempre llego a la misma conclusión, que no, que no, que yo no
disfruto de esas cosas.
Yo no
disfruto porque no, porque viendo esas carnes tiernas y en ese continuo
movimiento hacia abajo y hacia arriba por debajo de esa tela fina de verano,
esa cintura, esa camisa blanca pegada que delata hasta más no poder la figura
esbelta y las formas curvas, prolongadas con perfiles geométricamente
pronunciados y esa falda, con esos hombros, con esas piernas que apenas las veo,
con esos muslos que tampoco ese ….. ¿Yo
no sé como un poeta puede considerar una rosa como algo bello? y sin considerar
que con la misma aptitud se puede describir hasta de lo fermosa que puede llegar
a ser una tagarnina.
Ese
movimiento hermoso, continuo milimétricamente cronometrado forma un conjunto
natural que os lo juro no me gustaría mirarlo porque créenme la belleza la
tengo yo y no solo en mis ojos está en mi pensamiento y en mi corazón, en mi
alma y hasta en el tuétano de mis huesos. Y es por eso por lo que no me resulta
agradable, ¡joder! Que lo tengo que decir otra vez que yo no disfruto con esas
cosas. ¡Carajo!
Es que
es todo, todo, todo ¡joder! No la veo nada provocativa es prácticamente todo
sencillez tal como ha sido siempre la belleza, es el misterio de la vida.
Siempre lo he dicho y siempre lo diré yo no quiero cielos yo lo que quiero es
glorias, y esas son mis únicas glorias que conozco y si no estoy en ella es por
eso por lo que lo digo y lo vuelvo a repetir que es que yo no disfruto con esas
cosas. ! No, No noooo ¡Joe!
Bueno y
le pregunto yo a Dios que me imagino que es el responsable de todo esto ¿Qué
tengo que hacer. ¿Joderme? Porque la verdad es que otra cosa no hay, ¿tengo que
imaginarme otras cosas? Tengo que desviar mi atención hacia la flores del
dinero plantadas en los jardines del ayuntamiento o hacia el agua del rio o hacia
el mojón de un perro en la acera o mejor tengo que mirar al cielo que aparte de
una gaviota perdida o la raya de humo de un avión no veo nada, nada,
¡nadaaaaaa!
El día
que eso no me torture ni me llame la atención. El día que logre superar eso con
indiferencia que sea cuanto más tarde mejor porque la verdad iba a ser el día en
que me conciencie a mi mismo de que estoy menos vivo y de que el mundo ya no me va a necesitar.
Yo no disfruto de esas cosas. Chiclana de la frontera
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