martes, 6 de marzo de 2012

Cuesta hasta creerlo


2/2/1775

El Tribunal de la Inquisición de Sevilla, detuvo y encerró en sus cárceles secretas a José Bernardo, sevillano, soldado del Regimiento del Algarbe. Entre otros cargos, tenían contra él que la doctrina de Calvino y Lutero era lo que debiera seguirse”. Finalmente, sentenció que “saliese en auto público, y si no le hubiese, en una iglesia, estando en forma de penitente, con sambenito de media aspa se le leyese su sentencia, abjurase de vehementei, fuese absuelto ad cautelam, confiscada la mitad de sus bienes, desterrado por diez años de diferentes lugares, los cuales cumpliese en uno de los presidios de África, con varias penitencias medicinales, entre ellas que hiciese confesión general antes de salir de prisión, y que el día siguiente al auto se le diesen doscientos azotes por las calles públicas y acostumbradas”. En el Archivo Histórico Nacional, de Madrid, se encuentra el Legajo 3.721, de la Sección de Inquisición, que documenta el caso. Y, Miguel de la Pinta Llorente, se hizo eco del asunto en su libro “Inquisición, Humanismo” (Madrid, 1979).

Valiente manchá de hijo putas.
!Que barbaridad!

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