Mi
pueblo era un pueblo que con los pies en la tierra estaba cruzado por un rio y
una carretera con un montón de casas blancas que parecían trozos de bizcochos
que era decorado en su cima por una guinda blanca que no era ni más ni menos
que la ermita de Santa Ana y alguna que otra araucaria con nidos de cigüeñas
que sobresalían de aquellos trozos y otros trozos de otro color de bizcocho que era su
grandiosa iglesia y como sorpresa en su alrededor la cubría un mar azul con una
playa, muchos pinos y muchas cepas de uvas y muchas marismas que lo rodeaba
todo como un gran mantel. Mi pueblo en el año 82 era una gran mesa siempre
preparada para una buena comida. Mi pueblo en el año 82 era bastante agraciado.
Chiclana de la Frontera. Fragmento
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