domingo, 19 de febrero de 2012

Recuerdo de una memoria (El pasaje de la musica)


Calle la vega, en el escaparate del estanco de mamí no me acuerdo la fecha pero los 70 eran, de eso estoy seguro y mi despertar hormonal se iba desarrollando en mi interior más rápidamente de lo que me surgía el asentamiento de las ideas y mi pensamiento del mundo que me esperaba. Allí frente a aquel eterno pasaje de la música una chica impresionante que posiblemente mis complejos y mis perjuicio buscaban una justificación para pasar de ella mientras que en el fondo de mi persona la deseaba con todas mi fuerzas y quizás ella a mi también ¿quien sabe? pero allí me quede aquella tarde en el escaparate de aquel estanco frente al pasaje de la música cuando me la raptaron en mis propias narices y para colmo a favor de su voluntad.

Nuestra conversación era amena y ella conmigo se comportaba muy agradablemente con su inmensa sonrisa que iluminaba toda la calle y todo el paisaje urbano.
Yo con mi timidez respondía a sus preguntas y tímidamente conversaba sin referencia alguna, sin experiencia, sin intensiones pero con el deseo que aquel instante fuese eterno y entonces ocurrió lo que nunca ocurre, lo que cuando crees que no pasa nada no pasa, y no vea lo que ocurrió, un cambio que revoluciono aquel hermoso instante para convertirlo en un tumultuoso torbellino de bullicio, gritos y empujones desencadenándose una situación historia y sin precedente.
Unas chicas se acercaron a ellas, con cuadernos en las manos y lapices, gritándoles, eufóricas, apenas se le entendía, zarandeándola ¡Que viene Iván, Que viene Iván!
¿Qué viene Iván o que vienen y van? ¡Ufff! Si algo no soportaba en aquella época era un guapera y por lo visto un tal Ivan guaperas de la epoca venia a Chiclana e iría a firmar autógrafos y discos al pasaje de la música y de pronto la calle empezó a aglomerase de niñas de todos los colegios, y de gente de todas clase, pronto ya no podía salir y a empujones y a jalones se llevaron a mis chica sus histéricas amigas y ella perdió todo el entusiasmo que tenia conmigo y se fueron hacia el pasaje de la música un pasaje que se podía llamar de todo menos pasaje.
Tenía un sola entrada esa sola entrada servía para salir, y yo con la cara de tonto asimilando lo que pasaba mirando el pasaje y el paisaje que ya era un tapón de multitud cuando venían y venían de todos sitios hacia allí porque creían ya que ese ivan estaría allí dentro del pasaje firmando discos y yo con la torrija en el escaparate del estanco.
En aquel escaparate del estanco con la picha hecha un lió ¿Iban o venían, que Ivan, tiene que venir porque es Ivan y yo no he visto venir a nadie raro, pues tendrá que venir algo tendrá que venir?
Cuando de pronto en el paso de cebra del semáforo paro un enorme coche negro que salieron lo menos ocho tíos forzudos que sacaron al tal “Iván” ese y lo llevaban en voladilla como un muñeco de trapo, abriéndose camino entre la multitud a empujones bocinazos y embestías hacia el pasaje como cuando se llevan al presidente de EEUU después de un atentado. El guaperas llevaba la cara blanca todos corriendo hacia el pasaje a empujones abriendo camino a todos los que se encontraban por delante.
El tapón de multitud corrió hacia el guaperas y cometí la torpeza de aprovechar la ocasión de correr hacia el pasaje e intentar entrar en la tienda de discos solo llegue a la puerta porque el resto de la gente se me echo encima y entre los gritos despavoridos de aquellas terribles fans y la presión de todos, rebase la puerta y me echaron hacia el fondo de la galería, cuando me di cuenta ya estaba pegado al cristal como una mosca.
El guaperas, el Iván ese firmaba los discos mientras el cristal del escaparate se empañaba por dentro, lo que mas temía es que fuese a estallar, sin que nadie de fuera pudiese ver nada de lo que había allí dentro y sobre todo sin poder salir de aquella ratonera.
Iván se fue, firmo los disco que tuvo que firmar, dio los besitos que tuvo que dar y el cabronazo salió de allí como una bala también en volandillas pero esta vez no lo llegue a ver siquiera.
Ni el presidente de los estado unido podía tener una escolta tan eficaz. Que hizo que aquel guaperas de aquel entonces de moda me hiciese pasar aquel mal rato y me estropease la tarde y me quitase a la chica. Me acerque a la puerta de la tienda de disco ya que la estampida había dejado todo desierto y desolado y mire mi poster favorito, un póster del grupo santana que había en aquella pared que estuvo durante años y años y que me relajaba al mirarlo y en mi interior comencé a tararear el samba pa ti ha ver si con eso se me pasaba el sofocon.
Samba pa ti, pa ti guaperas que me espantaste a la chica, me chafaste la tarde, por poco me aplastan, y para colmo no recuerdo ni tu música pero a ti si que te recordare siempre. Ivan allí me dejaste solo sin mi amor. “La leche que mamaste Iván”
Pasaje de la música que paso ya por mi recuerdo como su música, cuando el otro día te vi vació como otro local mas como si por tus losas no hubiese pasado ningún sueño, ninguna ilusión, ningún modo de vida. Por primera vez vació y desolado con la mejor de las intenciones de adaptarse a este nuevo tiempo de primerísimas marcas y modas. Desde estas humildes letras mi mas sincero homenaje de reconocimiento y gratitud. a todas las personas desde que lo crearon, lo mantuvieron durante tantos años y de todas aquellas como yo que supieron apreciarlo.
Chiclana de la Frontera. el pasaje de la música.

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