sábado, 23 de marzo de 2013

Recuerdo de una memoria (Valentina y la evolucion de un pokemon)


Recuerdo mi primer amor platónico, yo no sabía que significaba eso de amor platónico hasta que ya fue demasiado tarde.
Aparte de que me gustaba la sensualidad de Blancanieves, me atraía bastante la belleza de cenicienta y la finura y elegancia de la bella durmiente, había una mujer que para mí era más que una princesa, era todo admiración y su cara, su figura y su gesto me fascinaba, era un amor tan profundo lo que sentía por ella que ahora me avergüenzo por un lado pero por otro me resulta bastante agradable recordarla con nostalgia y desde la inocencia del niño que todos llevamos dentro.
Con la certeza de que su pelo era corto y rubio, culito respingon apretaito en ese pantalon de campana, y con esa simpatía y alegría, esos pedazos de gafas puntiagudas picúas tan raras, y ese prototipo de nueva mujer moderna que no tenia la posibilidad de verla nunca en su color original porque siempre las veía gris, Aquella mujer rodeada por todas partes de gilipollas la imaginaba de mi estatura era mi pareja perfecta porque al ser ella pequeña pues a mí me venía de escándalo porque ella era una chica de verdad y no aquellas princesas que eran de dibujos y que de sobra sabía yo que no existían.
Cada tarde no faltaba a su cita para ver sus aventuras hasta que un día me la cogieron y me la maltrataron, me la amarraron en un árbol dos gilipollas vestidos de negro que se hacían llamar los hermanos malasombra y que me caían una harta de gordo.

No se lo que me entró. Yo contaba con el tonto polla del capitán Tan o el Locomotoro para que la salvase de aquella situación porque nada mas imaginarme que yo podría ir a salvarla y harta de palos a aquellos hermanos malasombras me llenaba de rabia. Y la torrija de ese capitán Tan y ese Locomotoro me ponía peor.
Aquel episodio no termino y dijo eso de continuara hasta el otro día y esa continuación me pareció eterna.
Aquella chica se llamaba Valentina y aquel amor era platónico porque era lejano e imposible y sin compartirlo con nadie por vergüenza lo llevaba conmigo para mis adentros.
Me imaginaba estar con ella y tenerla solo para mí, me la imaginaba de todas las formas y posturas y me agradaba aquella sensación de que fuese solo mía y protegerla. Pero claro yo no contaba con que la naturaleza, esa madre que tenía que realizar en mí una inminente transformación y que uno aun yo no lo sabia me iba a obligar a apartarla de mi y de mi cabeza de la manera más injusta, brusca e insensible.
Un día un amigo que su madre tenía un kiosco y después de salir del colegio lo ponía allí a vender y vendía golosinas y alguna que otras revistas me llamo y me dijo:
-Killo ven paca que te vas a quedar frió. Tengo aquí una revista con fotografías a todo color en la que se ve como unas azafatas hacen guarrerias con el piloto de un avión.
-¿guarrerias como?
-es asqueroso, asqueroso. Yo lo veo y no me lo puedo creer
-A ver déjame ver
El impacto que provoco en mi aquellas imágenes modifico todo el estado de mi cuerpo porque la verdad yo no tenía la más remota idea de que el mundo funcionaba así de aquella manera, había oído algo pero no me lo creía del todo.
Había pelos negros y rubios algunos mas que pelos eran puyones por todos lados, carne peluda como si fuesen de pollo de engorde, huracanes de pelo y orificios oscuros y escabrosos, inclusos aparatos y órganos que ni siquiera se habían mencionado en la poquita clase que di de anatomía con el recto y con el ano.
Después aquellas azafatas no eran como princesas, no era necesario rescatarla, ni mucho menos, ellas eran dispuestas, atrevidas gozosas, placenteras y para colmo ellas llevaban la iniciativa, hacían lo que quería con el piloto, que el pamplao estaba a su merced con los ojos vueltos como si estuviese poseido. Se lo apañaban en la cabina y lo único que se me ocurrió por decir fue:
¡Caraho! ¿Estas cosas no la harán en pleno vuelo?
-En pleno vuelo, tócate los guevos. Yo de mayor quiero ser piloto
Quería ser piloto mi amigo y ahora es carnicero
A lo que yo le respondi:
¿Tú que sabes bulto? 
¿acaso tú has viajado en avión?
A partir de ahora enseguida me voy a montar yo en un avión. !Mañanaaaaa!
Me fui para mi casa mientras este amigo me llamaba a voces en plena calle sin yo hacerle caso llegue y me fui a la azotea a mirar la puesta de sol y a pensar que lo que me venía encima que era algo nuevo, gigantesco, enorme y monstruoso que cambiaría todo el complejo químico del estado de mi cuerpo serrano.
Dejar atrás a Valentina de un plumazo no me fue muy difícil. El shop emocional provocado por aquella revista me duro una semana pero activó el dispositivo hormonal y efervescente y las neuronas iban adquiriendo fuerzas energías y vitalidad hasta el punto más obsesivo. La transformación se desarrollaba por días, por horas por instante y valla con Dios la evolución de un pokemon.

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