
Traten de admirar y agradecer a Dios o a la sabia
naturaleza, o como quieran llamarlos de que os creo para ser solo ingenuos y
diminutos seres admiradores y contempladores de tal poderío y de tal belleza, confórmense
con eso porque os va a bastar y os va a sobrar en todos vuestros años de existencia.
No eviten el sentirse cautivos y atrapados en los
sueños. Vivan con placer, sientan con cada musculo de su cuerpo, no dejen de
pensar en la posibilidad por muy remota que sea, de soñar con la gloria
celestial, amen a sus mujeres pero no dejen de amar y admirar a las demás. Aunque
unas no os dejen hacerlo, las otras te animaran la mirada por eso no toleréis que
os prohíban nunca por dios que miréis hacia otro lado. No reneguéis de ella jamás,
porque si lo hacéis estáis renegando de dios.
Nos faltara, la comida, el dinero, la voluntad, el interés,
el puto trabajo pero no me digan ustedes de que el material que hay para amar
es escaso en estos tiempos.
Ámen con el cuerpo y el alma, el que no tenga alma
que lo haga con el cuerpo, el que no disponga de cuerpo ninguno que lo haga con
el alma solo. No renunciéis a los que sois pero no engañarlas nunca y mucho
menos a vuestra mujer. Lo nuevos hábitos y las nuevas modas pasaran también como
el viento y con el viento. Por mucho que digan, la claridad, la transparencia,
lealtad y sinceridad nunca pasara de moda y estará clavada a la tierra como la
estaca que llevamos todos y cada uno de nosotros, aguantando todo tipo de
vientos. Porque no existe mejor dicha que la de ser admirado y respetado por todas
ellas para siempre.


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