jueves, 30 de junio de 2011

Comienza la supervivencia

En 1.854 el presidente de los Estados Unidos de América, Franklin Pierce manda una oferta a gran jefe indio Seattle tribu Suwamish una oferta de la cual no iba a poder rechazar y no era otra que la compra del estado de Washington a cambio de ello le promete crear una reserva para su pueblo echándolos de allí de la forma más diplomática posible.
El gran jefe le contesta en una carta que no tiene desperdicio alguno, una carta que por cada año que estamos viviendo va recobrando más poder y más fuerza.
Jefe Seattle tribu Suwamish
 la carta dice esto:

viernes, 24 de junio de 2011

QUE MALA ES LA ENVIDIA


-¡Quillo! ¿Qué pasa? ¿Como estamo?
Le pregunte yo, por decirle algo. Es que son tantos y tantos años y vamos, siempre piensa uno en que las personas pueden cambiar o se pueden transformar con la edad y con la madurez pero que desde mi madurez me he dado cuenta de que el que conoció al niño conocerá al chaval a muchacho al tío al viejo y hasta a sus puñeteros muertos.
-¡Yo muy bien! le contesto
y el me dijo:

martes, 14 de junio de 2011

PERO QUE VEN MIS OJOS II



Allá donde se hablaban de mí allí estaba yo.
Allá donde se dijera algo malo o bueno sobre mi persona allá iba sin titubear lo más mínimo, Allá donde se pronunciara mi nombre intentaba acudir como podía porque da la casualidad de que me podía desplazar con facilidad por todo este planeta porque yo era la palabra, yo era el pensamiento de los hombres que se definían sobre mi recuerdo y mi identidad de lo que fui durante un tiempo en la tierra, durante el bendito tiempo que fui mortal, porque de todos los tiempos solo puedo decir que cuando fui mortal fue mi mejor experiencia, ningún poder divino ni ninguna fuerza sobre natural es comparable a la suerte que tuve de ser mortal. Lo que hace que ahora mi espíritu este en buena forma, lo que hace que esté vivo y me sienta como nunca es el buen recuerdo que tengo de mi mortalidad.

jueves, 9 de junio de 2011

RECUERDO DE UNA MEMORIA (Invación alienígena)

Aquel sábado por la mañana de aquellos finales de los sesenta se prometía un pedazo de sábado, el sol pegaba con entusiasmo sobre aquellas paredes de cal que bañaba y relucía mi calle y el cielo estaba tremendamente azul. Y en mi patio se mezclaba la cal con las hojas de parra y la del aquel viejo damasco melocotonero que lo adornaba. Que por mayo era por mayo y aquella mañana yo salía hacia la casapuerta cuando de pronto inconscientemente pise el rabo del gato pardo de mi abuela. El animal dio un salto e hizo ¡guuuiiigggg!


sábado, 4 de junio de 2011

MI CAI

Jure que no iba a veni ma y otra vez estoy aquí, viendo mi Cai ¡Ay mi Cai de mis amore! Que te he hecho yo pa que me haga tanto sufri. He hecho una promesa en este partió. Juro por Dios que hoy pase lo que pase no me voy a perreá por na. Ni me voy a peleá con nadie. Que juegue malamente que juegue, que no corren, po que no corran, que no suben, po que no suban, ar carajo. Yo lo tengo más claro que el agua, que a mí este Cai no me va a da una ursera esta claro. Yo tranquilo.