jueves, 29 de septiembre de 2011

EL PERRO VERDE 1/3

Mi cuarto de soltero era mi guarida, mi cuartel general, mi santuario, mi templo. Tenía todo lo que me gustaba a mí desde calendario de chicas en pelota viva, revistas eróticas, paredes decoradas con carteleras de cine, caballete de pintura, algunos que otros dibujos míos sin catalogar, mi camastro, mi armario con mi ropa de invierno y verano y mi cómoda con mi colonia Prime Minister de Parera hoy día también descatalogada. Cuanto daría por poder olerla otra vez. Mi gran espejo de rincón y de cuerpo entero, mi otro espejo de cara, una mesa de despacho con todos mis utensilios de dibujo, peaazo de equipo de música marca Siemen con cintas y discos, dos peazos de bafles de 40W de potencia y unos auriculares que me compre en Cádiz en la calle Jesus de la Paz que me costó dos mil pesetas era todo lo que formaba parte de mi hacienda y toda mi fortuna.

Ese cuarto para mí era la puerta de evasión hacia el inmenso e infinito firmamento, allí conocí a mis amigos Pink Floyd, Supertramp, Bod Marley, Steve Wonder, Donna Summer, Abba y algunos más que me perdonen si no los nombro pero que para mí los recuerdo a todos gracias a Dios y a ese último regalito que me ha dejado que es el internet y que gracias a el y a mi memoria los he recuperado todos. Estos amigotes eran muy buena gente, jamás te pedían nada siempre estaban allí, los tenía como ejemplo y te hacían compañía estando disponible para mí cuando yo quisiera.
Aquella tarde se despedía para que la noche se prometiera una gran noche joven, vanidosa y chulangana y yo me disponía a prepararme para entrar en aquel cuarto en calzoncillos desde la ducha y salir como un piruri cuando de pronto le doy al interruptor y la bombilla no enciende. Valla casualidad en la hora critica la bombilla fundida y el cuarto oscuro, encenderé el mechero y si no mal recuerdo en el segundo cajón de la cómoda hay bombillas que sobraron del club, lástima que son todas de colores, pero que para salir del paso no voy a poder hacer otra cosa, elegiré un color y ya mañana la sustituiré por una bombilla normal.
Aquí la hay azul pero no me gusta ese color para alumbrar mi cuarto ni mucho menos el rojo porque me da sensación de puticlub, así que me decantare por el color verde, eso es, verde que te quiero verde. Era de todos los colores el que más alumbraba aunque toda la habitación era verde con ese color me vestí, me peine, me prepare física y mentalmente, me junte mí querido perfume y me dispuse a salir a ver como se me presentaba la noche.
Chiclana de la Frontera, Puente de Nuestra Señora. Y Avenida de los RR.CC asegurando ahora que era principios de los ochenta andaba de noche con mis botas y mi cazadora y me dirigía al Gasby, cruzando ese puente y con el rio a mi izquierda y la carretera a la derecha. La noche no sé si fue redonda, fue cuadrada, de rombos o de estrellitas porque a lo que me vengo a referir lo que me paso a la vuelta hizo que se olvidara todo lo bueno o lo malo que pudo haberme sucedido aquella noche de aquel dia.
Continuara ............

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