lunes, 12 de septiembre de 2011

Los dos dedos de la frente (parte II)

Cuando me senté allí en la oscuridad y contemple aquel nuevo colorido con ese rectángulo cinemascope y ese chino dando mascazo a cien mascazo por minuto, créanme que me quede helao. Por que lo peor de todos es que me lo creía y veía como el chino repartía para todos y nadie se quedaba sin el guantazo, la bofetá o la patá bien da. Había para todos indiscriminadamente. Le atacaban por delante por detrás por un lao por otro por arriba y yo me preguntaba ¿pero esto que es, es que no hay pistolas?

Por eso eran películas porque si en una del oeste los indios no pueden parar la diligencia pues que le tiren a los caballos. El caso es que allí no había chino con pistolas ni con escopetas recortá. Bueno pues mejor, con eso la película duraba más y el espectáculo era inigualable. Así que terminó y me supo a poco y salí del cine dándole patadas a las sillas y dando salto por la calle y eso que no era muy tarde y me acorde, me acorde del palenque y me fui hacia allí.

Nuestra señora de los remedios esquina a calle Frailes, Chiclana de la frontera, más de las diez de la noche año 78 o 79 ¡uff! Cualquiera sabe.

Entro y me veo un panorama nuevo para mis ojos, aquel día vería dos cosas completamente nuevas para mí, nuevas y a estrenar para la retina de mis ojos.
Una era la de los chinos y la otra aquel enorme salón de más de  200 m2 y todo lleno de lunares de colores que se movían por el suelo por las paredes y techo con una música potente, mucho humo y para mí lo más impactante. Una fila de niñas que rodeaban todo aquel enorme y grandioso rectángulo, todas pegadas a la pared con sus manos detrás “culiqui a la pared” de todas clases de todas las estaturas, bellas y tontas, feas y atractivas, guapas y saborias, gorditas y encantadoras, canijas y maravillosas, había de todo y para todos los gustos y en eso de los gustos créanme que yo pienso que el libro está bien lleno y bien escrito y a dos caras porque daba la casualidad de que a mí me gustaban todas.
Los chavales se acercaban a las paredes como intentando conectar con ellas a la vez que contemplaban aquel inmenso escaparate rebosante de gloria bendita.
Pensé, -¿Qué hago, por donde empiezo? No me va a dar tiempo de nada así que empezare rápido por el lado izquierdo de la puerta e intentare sacar a la primera a bailar sea quien sea porque ya tendré tiempo de probar con otras.
No me gusta exagerar pero no sucedió de otra manera.
-¿bailas? –No -¿bailas? –No -¿bailas? –No -¿bailas? –No -¿bailas? –No -¿bailas? –No -¿bailas? –No….. no recuerdo si fue en la que hizo 40 o 50 di el primer frenazo.
Me quede en el centro del gran salón pensando, reflexivo y helao completamente incluso más que con los chinos y entonces uno me dijo:
-¿Qué te pasa, estas pamplao?
-Noooo, estoy pensando ¿donde está los bateres, los bateres donde están? necesito un espejo como sea. No sea que se me haya quedado la cara de chino porque esto no es normal.
-¡Diosss! Necesito verme la cara como sea, necesito verme. Que pedazo de rechazo, tengo que reponerme, tengo que reponerme como sea.
Entré en el lavabo y al mirarme efectivamente, era yo, yo con una torta encima que no podía con ella, me eche agua a la cara y me calme pensando voy a continuar.
Seguí por el lugar donde lo había dejado pero esta vez tenía que darme explicación a lo que ocurría.
-Oye ¿bailas?
-No
-¿y por qué?
-¿Por qué no?
-¿Entonces para que vienes?
-¿y a ti que te importa?
-¿Eres muy desagradable?
-¿Y tu muy impertinente y muy creído?
-¿creído yoooo, Pues sabes que te digo? ¡Tú te lo pierdes!
-Ja ja jaja…. Eso sí que me ha hecho gracia. Vamos si el que lo pierdes eres tú.

Vaya gran verdad aquella que el que me lo perdía era yo.
Así que salí a calle y mire para el cielo y dio la casualidad que lo vi negro, negro como los huevos de un grillo, sin ninguna estrella y pensé, ¡esto sí que es increíble! Es más fácil de creerse lo de los chinos con todos los mascazos y las patás, que lo que acaba de ocurrirme.
Creo con total seguridad de que esto de las mujeres me va a resultar pero que bastante complicado de entender.
  

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