sábado, 27 de agosto de 2011

El asesino porcino II parte

Volcarlo! ¿y tienes la poca vergüenza de decirme que eso es lo más fácil?
La cosa se estaba poniendo difícil y seria. Yo ya no sabía qué hacer, el carnicero trataba de convencerme para que no me fuese y yo encima del mobilette mientras él me decía que confiara en el que era todo muy fácil mientras yo me imaginaba haciéndole una llave de kun fu al cochino para volcarlo y el tío me hablaba bla bla bla y yo imaginando, imaginando, no dejaba que me fuese, tratando de explicarme que el asunto estaba muy fácil y que solo tenía que prestarle atención.
Así que decidí escucharlo:
-Mira picha precisamente por eso de que esta arregladito si haces las cosas como yo te digo no te vas ni a manchar siquiera, escúchame:
-Cuando estos dos estén de las orejas bien agarrados y la tengan bien sujetas y el del rabo igual y que no me sean tan maricones como antes que lo soltaron pues tú te acercas y dependiendo de la forma que le entres cuando este quieto le jala una pata de delante hacia a ti pero recuerdas si le entras por la derecha jala la pata izquierda hacia dentro y si le entras por la izquierda jala la pata derecha hacia dentro también
-Entendiste,
-entendisteeeeee.
-E…. ee… si si y no me grites
 -entonces lo desequilibraras y lo volcaras o lo derribaras como quieras llamarlo, cuando este en el suelo lo sujetáis y yo le clavo. ¿Alguna pregunta?
-No, pero….. Bueno…..
Algunas cosas en la vida cada uno las cuenta como la vive pero el caso es que yo viví aquello a mi forma y desde todos los puntos de vista de los que allí estaban no van a quitar ninguno el recuerdo que se gravo de aquellos instantes en lo más profundo de mi interior aquella  vez tenia la pinta de ser la definitiva.
-Al ataqueeeeee
Los gritos del animal eran espantosos igual que los de antes o peor, los de las orejas y el rabo esta vez le echaron coraje y dejaron al animal clavado de cuatro patas, el carnicero con su cuerda y el cuchillo esperaba mi intervención, yo al agacharme doble solo la columna pero con mis manos desde la parte izquierda del animal no llegaba a la pata derecha para doblarla hacia dentro, entonces decidí coger la pata izquierda y tirar de ella hacia afuera pensé: “que mas da una pata que otra” y el equilibrio del cochino de esa forma no sentía amenaza al contrario parecía que levantaba la patita saludando y eso fue lo que hizo que el carnicero se pusiese nervioso y comenzara a gritarme con gritos superiores al del cochino.
A mí que me griten así me pongo temblón y no respondo y me fui para él para meterle mano y darle una tragantá del coraje que me entro, pero como lo vi con el cuchillo que era casi un sable pues me arrepentí. Así que page el coraje con el cochino, me tire debajo de sus patas, le jale la pata derecha hacia mí y lo volqué enterito, enterito sin mirar consecuencia alguna, La llave fue limpia pero con una dificultad al estar de rodilla e intentar levantarme patine con mis zapatitos de charol y cai en su barriga, quise levantarme y salir pero patine otra vez y como pude lo rebase callendo a la cochinera de barriga. El animal estaba de lado e intento levantarse y entre los tres lo giraron hasta tomar el espacio que ocupaba mi espalda y uno de ellos me llego a decir: -Agachate y no te menees, lo desplazaron hacia mi hasta que el hijo puta estaba encima mia.
Al carnicero lo vi con el cuchillo diciendo quieto, quieto, aguanta, aguanta. Yo gritaba
-Ayyyyyy Quillooooo mis riñones, mis riñones, no te equivoques cabron no me vallas a matar a mí, cuidao con el cuchillo, el cuchillooooooo, aaaaaag.
La cara mía y la cara del cochino estaban casi juntas y al carnicero le venía la risa pero ahora el que estaba hecho una fiera era yo gritando con toda mi alma y gritos de pavor pòrque la verdad estaba pasando miedo,  cuando vino el cabron del carnicero a dar el deguello que fue perfecto con el inconveniente que soltó un caño de sangre que me cogió toda la parte de la oreja, la cara y el cuello y para colmo mi lindo y aceitoso pelo. Aguantamos y aguantamos hasta que el animal fue poco a poco perdiendo la vida y Salí debajo de el con mis mismos zapatos, mis mismos pantaloncitos blancos de pinzas con llaverito y todo  ensangrentado. No podría colarme así en mi casa porque a mi madre me la cargaba de un suponcio, Y solo de pensar en ir de aquella manera por el centro del pueblo subido en un mobilette no era de extrañar que la guardia civil y los municipales me abatiesen a tiros sin preguntar y con razón. Así que tristemente me desnude dentro de la otra cochinera vacía y seca y me lave con un cubo de agua mientras, la sangre del cochino era más pegajosa que el patrico del 12, mi cabeza era un cañaveral y el carnicero sonreía ya se le pasó todo el berrenchín que tenía, se veía contento y con ganas de comenzar su trabajo de despiece junto a los otros tres y me decía:
-Estas así porque no me hiciste caso. Vas a coger una pulmonía. Anda ve a cambiarte pronto que te voy a guardar los mejores chicharrones para ti, te lo juro pero aligérate no vaya a ser que se enfríen.
Lo mire de arriba abajo y le respondí pa mis adentros porque esas cosas no se podían decir de boca para fuera y menos yo que siempre fui muy diplomático pero lo pensé solo para mí y para mi me lo quede.
Arranque el mobilette y me fui pensando.
-LOS CHICHARRONES SE LOS METE A TU HERMANA EN EL CO…...OOOO Seguro que allí no se van a enfriar nunca. NUNCAAAAAAAA.

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