viernes, 19 de agosto de 2011

Una compra puerca, puerca

Fuimos a comprar un cochino y solo disponíamos de 20.000 pesetas era la última gestión para la organización y el montaje de un gran club para la Noche buena y la vieja. Yo era el encargado del dinero ósea el tesorero como se llama técnicamente, así que fuimos todos a comprar el cochino, y créanme que no entendía ni entiendo mucho de carne ni era experto en adivinar visualmente los grandes atributos de tan apreciado animal. Cuando entramos en casa del dueño del cochino, un espavilao y un pedazo de aparato muy complejo con mal engranaje y bastante inteligente y muy comercial por eso no le costo tanto trabajo adivinar echando una pequeña visual quien de todos nosotros era el que traía el dinero y por eso fue a mí al único que le ofreció asiento en su acogedor salón y se postro al frente mía como queriendo adivinar el dinero que traía en el bolsillo pero eso iba a costarle más trabajo.



Chiclana de la Frontera, vivienda en huerta o’farrel año 83 u 84 ¿quién sabe?
Era imposible adivinar el dinero que yo traía y por supuesto nadie se lo iba a decir no por bocazas sino porque nadie lo sabía y no había llegado el momento aun de rendir cuentas y es por lo que empezó la oferta diciendo él:
-25.000 Ptas y me llevo una cacerola de manteca
-No puede ser, no nos quedaría dinero para las bebidas y solo dispongo de 15.000 Ptas.
-Ten en cuenta que el cochino pesa un guevo y esta criao con toa confianza
-Lo siento mucho pero el peso no es aquí lo primordial para nosotros porque sabemos de sobra que no nos lo vamos a comer entero en dos fines de semana y no por mucho pesar sea seguro que este del todo bueno porque está claro que ese cochino no sabe lo que es una bellota.
-No sabrá lo que es una bellota pero yo trabajo de albañil y lo gano bien y aquí comemos muy bien y los desperdicios de nuestra comida son de primera calidad.
-No lo dudo de que estés bien alimentado no hay más que ver a usted porque tiene que pesar mas de 100 kilos pero a mí no hay quien me quite que todo sea grasa.
-Bueno vale, se acabo eso es lo que hay. Desde luego yo no voy a jartarme de criar cochino para después malvenderlo por 15.000 pesetas. Se acabo, eso es lo que hay o si no a jui.
-No se ponga usted asi que no es para tanto
-¿Qué no es para tanto si diplomáticamente me estas comparando con mi cochino y en mi propia casa?
-No, no hombre por favor no malinterprete ¿Seria usted capaz de dejárnoslo por 20.000 pesetas? y le regalamos la cacerola de manteca pero déjame consultarlo porque creo que vamos a tener que poner más dinero para el club.
-ya eso es otra cosa, eso podría ser, dado que por ser para ustedes os lo puedo dejar en 20.000 pesetas pero tienes que saber que ese cochino vale 25.
Entonces se me acerca por el oído izquierdo uno de mis compañeros y en plan conseggeri del padrino en voz baja me dice:
-¡Pssss! Por 25 ese no prueba la manteca y no se lleva ni siquiera las orejas del cochino para ponérsela colgada en carnaval.
Tenía que darle la mano al vendedor para sellar el trato y mientras me miraba a los ojos yo le miraba a los suyos para confirmar la compraventa y en ese preciso instante no podía reírme y tenía que tomar aquella mano apretando la mía en modo muy serio pero me estaba costando porque le volvía a mirar a la cara y con imaginación y poco esfuerzo le agregaba las orejas del cochino y no vea como estaba el tío de favoreció.
La risa me entraba por mis adentros y estaba seguro que una leve sonrisa sería capaz de provocar la carcajada y lo estropearía todo, pensé en cosas trágicas para no hacerlos como en el entierro de mi abuela hasta aguantar el tipo y asegurarme de los detalles del traspaso del animal vivo.
Todo salió de perlas, estaba todo controlado teníamos dinero para todo y todo marchaba bien y uno de los miembros del club era carnicero profesional y se encargaría de la matanza por eso mismo dije al día siguiente cuando nos reunimos:
-Señores muchos de ustedes no han asistido a todos los actos, muchos de ustedes no estuvieron cuando tratamos de convencer al dueño de la parcela para que nos dejase la obra para el club, muchos de ustedes no quitaron las vigas ni las bovedillas que nos estorbaba, no estuvieron de limpieza, ni de decoración y además alguno de ustedes no han asistido a la compraventa del cochino.
Es por lo que digo aquí y solo lo diré una vez desde aquí en adelante “NO QUIERO SABER NADA, NADA, NADA PERO QUE NADA DEL PUTO Y ASQUEROSO COCHINO
continuara.......







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