martes, 23 de agosto de 2011

Una matanza guarra guarra (parte I)


La gestión estaba ya sellada, el local para el club estaba preparado, las bebidas compradas, el equipo de música, la música, la limpieza todo estaba listo y uno de mis compañeros me dijo que por la tarde sobre las 5,00 comenzaría la matanza pero había que cubrir un pequeño detalle me decía solo éramos 4 tíos incluyendo el carnicero para cargarse al cochino. Yo dije sin entender ni nada que eran suficientes, pero el carnicero me dijo que necesitaban por lo menos uno más y no tuve más remedio que repetir otra vez lo mismo:
Somos más de 20 tíos y cada vez que hay que hacer algo siempre falta gente, no me he librado de nada pero lo dije y lo repetiré bien clarito, apañársela como podáis porque YO NO QUIERO SABER NADA DEL COCHINO A NO SER QUE SEA PARA COMER”


La autoridad que me había dado el sacrificio, la organización el orden y el trabajo hacia que nadie me replicara nada, vamos que había algunos que no habían hecho nada y por eso les dije a los de la matanza que se encargaran de avisarlo para la tarde.
Llego la tarde y yo en mi casa pensaba que se estaban encargando de la matanza así que me duche, me junte mi Varon dandy, aceite jhonson en el pelo y pedazo de vestimenta, pantalón blanco de pinza zapatitos negros brillantes como mi pelo y camiseta blanca enguatá interior y camisa de tela dura azul brillantes con botones color plata estilo 7º de caballería John Wayne, así que antes de subirme en el mobilette le limpie un poco el asiento y tire para allá despacito por si el polvo del carril mataba el brillo de mi pelo mi atuendo y mi estampa.
Pago El Dotoral Chiclana de la frontera diciembre del ¿83, 84? Quien se acuerda
Páro el mobilette lo aparco, me acomodo y me veo a 3 tíos discutiendo y el carnicero llegando diciendo que pasa aquí y mandando.
-Esto es bien sencillo escucharme todos bien, yo me amarro una cuerda en la cintura por un extremo y al otro extremo de la cuerda en el pescuezo del cochino y tu cuando yo te diga lo atrinca por una oreja, tu lo atrinca por otra y tu…… ¿Vamos a ver ¿tú…. te puedes creer que se pueda venir a una matanza to arreglaito y peinaito?
-Eeee, EEE que yo no tengo nada que ver con la matanza esta todo preparado y tu Señorito carnicero es la primera vez que se te ve el pelo por aquí así que olvídate de mi para la matanza, yo me he encargado de otras cosas.
-¿Y que te vas a quedar mirando?
-Pues mira por donde sí que me voy a quedar mirando ¿pasa algo, alguna duda?
-Muy bonito si vale, vale quédate mirando, no vaya a mancharte. Haber tú y tú cuando yo te diga agarrarlo a la vez cada uno por una oreja y tú por el rabo.
-Joder el rabo esta que da asquito
-Pues coge unos guantes que yo he traído que está allí ¡carajo! Que gato con guante no caza ratones.
El carnicero era bastante profesional, estaba to loco perdió pero tenía voz de mando y se veía responsable y con sentido pero sus ayudantes eran de pena porque cuando dio la voz de ¡ya! el cochino empezó a gritar ¡guiiiiiii, guiiiiiii, guiiiiiii! Contemplar el panorama era desolador, la sangre me herbia y no quería meterme estaba preocupado porque yo también soy bastante torpe pero más torpe fue el vaina de los 3 que dejo la puerta de la cochinera abierta cuando el cochino se soltó de orejas y rabo y se llevo arrastrando al carnicero que corria amarrado con la cuerda tras el cochino con el cuchillos en mano que llevaba sin remedio alguno para pararse y descansar y a pique de habérselo clavado el mismo. El cochino no tenía más espacio para correr y el carnicero tampoco tenia demasiado aliento para pararse porque entonces el animal se lo llevaba arrastrando y fue cuando se paro junto a la alambrada y estaba hecho una fiera insultando a todos y poniéndonos de inútiles y a mí que no había hecho nada ni había intervenido era el que estaba llevando más repaso. Después de oírle decir que no había visto un tío con la sangre más gorda que yo.
Así que sus palabras hirieron mi amor propio y no tuve más remedio que intervenir y proponer meter el cochino otra vez en la cochinera y calmar al carnicero para que elaborara otra estrategia.
Cuando estaba la cosa calmada el carnicero expuso su segundo plan que según él era bien sencillo, los de las orejas tenían que agarrarla con coraje y con valentía y el del rabo mas todavía y que se quitara los guantes que después se podría lavar las manos las veces que quisiera. El carnicero dirigiéndose a mí me dijo:
-Tú eres quien lo tienes más fácil, solo tienes que volcar al cochino
-¿Volcar al cochino, Que diceeee? yo cojo mi mobilette y ya estoy yo en mi casa ¡al carajo pui el cochino, la matanza y la mare que pario al cochino! ¡Volcarlo, volcarlo! Ni que fuera esto lucha libre. (Continuara….)

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