lunes, 30 de abril de 2012

El dia que lo coja


Todavía no han terminado ustedes de conocerme bien. Si, si ríanse, diviértanse de mis dibujos mis planos, mis planteamientos, mis garruchas, engranajes, cuerdas, paquetes de marcas certificados y sobre todo de mis posteriores fracasados planes. No me importa. Quizás no lleguen a conocerme lo suficiente o quizás creáis que no hay en mi nada más que lo que tenéis al pie de vuestros ojos, lo mas probable es que llevéis razón. Estas son mis armas y esta es mi identidad, así que os lo diré solo una vez “esto es lo que hay” no busquéis porque no encontrareis algo en mi de lo que no veáis con vuestros ojos.
Me trae sin cuidado, júzguenme, valoren, etiqueten, clasifiquen mis actos y sigan haciéndolo porque la verdad que mientras que lo hagáis no hare otra cosa que sentirme vivo. El barranco es alto y la caída es dura pero no tenéis ni la más remota idea lo que duele un carajazo como los que yo doy. Y ustedes una y otra vez ja, ja, ja, ja ja ja.
Mientras tanto el gilipollas ese pitorreándose de mí con su insultante pitido de burla (meeeeeee, meeeee) y con sus atributos físicos que dios le dio, y la madre que lo pario, con su arrogante superioridad. Me importa un rábano que siga, que siga así. Porque juro por dios que como lo coja como lo coja un día, solo una vez va a saber ese la que le ha caído encima.
Puede que ustedes y a lo peor hasta él mismo crea que ese día no llegara, puede que creáis que la disciplina de la física, de la creación y todos los cánones y normas establecidas de este mundo se decanten a manifestar que es imposible e improbable conseguirlo. Pero no se dejen engañar porque aquí donde me ven ustedes, aquí donde se presenta esta ridícula figura marginada despreciada y ridícula por todos gracias a los estereotipos estéticos del consumismo, puede ser que os haga hacer que os llevéis todos un enorme desengaño. Así que más le vale a ese gilipollas que le aconsejen bien y que no se duerma. El no va a cambiar por un consejo pero está claro que yo tampoco.
Así que descúbranse todos ante él y admírenlo que yo no dejare de estar allí en cualquier lugar inesperado de cualquier determinado punto kilométrico de cualquier remota carretera, con mi perseverancia, mi insistencia, mi obstinación, mi constancia, mi empeño, mis planos y mis planes, para dejaros a todos un bonito recuerdo para sus vidas del día que lo coja.
Porque lo voy acoger, ¡bueeeenooooo! si lo cogeré no le quepan a ustedes la menor duda de que ese día llegara.
Y ese día va a desear con toda su alma de no haber nacido.
Chiclana de la frontera. El día que lo coja.

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