miércoles, 7 de mayo de 2014

Por cuanto en el mundo me lo iba a imaginar

Jamás pude calibrar la grandiosidad de aquella carrera, valla con dios el cimarrón o el éxodo bíblico aquello era algo indescriptible apocalíptico cuando nos dimos cuenta ya estábamos corriendo,
Jamás pude calibrar durante la carrera la cantidad de participantes que tenía por delante y por detrás, podía correr como el que más lo mismo que como el que menos, allá íbamos todos, una gigantesca masa y un gigantesco flujo de corredores con una fuerza individual indescriptible  y una fe, una ilusión y un propósito inenarrable, aun sabiendo que no había pódium, aun sabiendo que la medalla de plata y la de bronce no era una opción sino una enorme frustración,
¿qué era lo que me hacía a mi pensar que ganaría?
Me adelantaban y luego los rebasaba, todos tan simples tan iguales, no hubo posibilidad alguna de salir a aquella carrera con alguna ligera ventaja ni en las posiciones de salida ni en la veteranía ni en el tiempo que pudiésemos tener alguno de los atletas en prepararnos anteriormente porque todos éramos iguales, todos éramos individuos todos vestíamos de blanco no había propaganda no había más colores ni categorías ni corríamos por equipos, ni teníamos patrocinadores, ni dorsales, ni éramos amigos ni nos conocíamos porque precisamente de eso se trataba de que el compañerismo no se manifestara al igual que ningún otro tipo de factor humano.
Todos con la coincidencia de una sola idea de convencimiento.
De tanto y tantos miles de millones no me lo podía creer cuando tuve delante de mi persona la cinta de la meta sin sacrificio sin sufrimientos al contrario divirtiéndome para poder encontrarme con la victoria quedándose todos perplejos mirándome mientras que la envida se lo comían, aquel tipo era yo y lo recuerdo perfectamente como si fuese ayer.
No puedo comprender como que de todas las carreras de mi vida aquella fue la que la corrí mas a gusto, quizá por eso fue la causa que me hizo que la ganase aunque a mis rivales también les notaba yo de que se lo estaban pasando bien.
Ahora cuando hace ya tanto tiempo de aquello y en mis peores momentos de angustia y desesperación me relajo y me reconforta mucho recordar aquel instante de verme único e irrepetible como algo infinitamente imposible de superar, algo maravilloso que no me hizo sentir en ningún momento de la lucha ningún ser superior ni mucho menos privilegiado de condición ni de posición.
Corrí porque corrí y no porque tenía que demostrar nada a nadie ni a mí mismo siquiera, corrí sin ningún tipo de interés, totalmente desinteresado y sobre todo sin tener ni la mas mínima ni pajolera idea de lo que trataba el premio.
Cuando me vi como vencedor me encontré por primera vez con mi propia soledad, la soledad del campeón , aquello que hacía sentirme único e irremediablemente indestructible porque crean ustedes aquella victoria sería la causa de una inminente transformación que era ya inevitable e irremediablemente irreversible, mi fuerza iba creciendo a pasos agigantados por mucha seguridad que sintiese sentía también la sensación de que no iba a ser la suficientemente suficiente como para dejar de ser vulnerable a lo que me venía encima.
Aquel premio que había ganado lo oí por comentarios de que se trataba de lo más grande y lo más hermoso que pusiese alcanzar un ser humano en este mundo, porque aquel premio créanme señores era mi vida. La única que tengo la mía, la que poseo, la de ahora.
¿Quién me lo iba a decir a mí?
¿Por cuánto en el mundo me lo iba yo a imaginar?

Chiclana de la Frontera ¿por cuanto en el mundo me lo iba a imaginar?

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