viernes, 8 de julio de 2011

La Moza

Créanme pero la moza estaba de muy buen ver, tenía un largo cabello negro y ondulado y una cara que no era fea porque era joven a lo mejor con 80 años tal vez lo fuese pero que vamos como decía tenia…. ¡bueno! resumiendo estaba bien pero que bien dotada con todos los atributos y para colmo me quería o yo le gustaba, ¡bueno! al menos eso era lo que yo creía, tal vez la realidad es que le hacía gracia y conmigo se reía mucho y yo que pensaba que si una mujer se reía conmigo ese seria siempre un buen principio.
Mi pubertad todavía no estaba en pleno proceso así que en mis trece años larguitos me veía ante ella bastante desprovisto, yo diría hasta indefenso ante aquel torrente de vitalidad y fuente de vida.



Yo iba hacia abajo porque desde mi calle para dar una vuelta por el pueblo había que ir siempre hacia abajo cuando ella venia hacia arriba y me vio, se acerco a mí y yo estaba con mi primo que me acompañaba aquella calurosa noche y me agarro como el que coge un jarrito de lata con una mano y le dijo a mi primo -Anda porra pírate ya nos veremos y mi primo el pobre tan educado se piro mientras que yo para mis adentros le pedía que me echase una mano y que no me dejase solo, Que había material suficiente para los dos y de sobra pero eso no se podía decir ¡Qué vergüenza! Y ¡Que torta y que caraja!
Que buen chiquillo y que inocente era yo que a la vez que ella me agarraba yo hacía lo mismo con ella y caminamos y paseamos por toda la calle de la Vega abrazados. Uno de mis maestro nos miraba y con la mirada me lo decía todo y yo estaba en una nube, no me importaba nada de nada, allá iba presumiendo, vacilando ante mis amigos de mayor edad que se reían y advertían a ella en modo de cachondeo que tuviese cuidado conmigo no fuera ser que abusase de ella.
De ella no llegue a abusar pero lo que hizo ella conmigo sí que fue un abuso. Cuando ella se canso de tantos paseítos me dijo vamos por aquí y me llevo a un solar oscuro que había antes a pie de la carretera más o menos donde está ahora la Citroën y allí había trozos de construcción, algunas placas de mármol y algún que otros bloques y materiales extraídos de derribos o demoliciones de casas. Apenas se veía nada y que casualidad que allí ella encontró un boquete en la alambrada y dijo: -¡Oh, qué suerte un boquete! y me invito a entrar y me pregunto si alguna vez me había sentado encueros encima de un mármol que había allí, que lo probara porque estaba bien fresquito. No voy a decir que me cage porque estaría mintiendo pero miraba a todos lados menos a ella que se desnudaba con un perfil y una curvas y una solidez que la verdad era “pa cagarse” pero yo no me atrevía y ella decía ¡Uff que caló! vamos, vamos ven mientras que mi pretexto era vigilar por si venia alguien y la verdad es que si que vino.
En la penumbra de la oscuridad se acerco un tipo con su cigarro encendido se acercaba hacia mí y se planto delante mía, no llevaba sombrero ni se parecía a Humphrey Bogart cuando me tuvo en frente me puso su mano derecha en mi hombro izquierdo en modo de consolación, se saco de su bolsillo de la camisa un paquete de Ducados y me ofreció uno, yo lo cogí casi desorientado porque ni yo fumaba ni na y de su bolsillo del pantalón americano cuando yo ya apenas sostenía el cigarro con el labio y la cara de tonto se saco el merchero clipper regulable y lo encendió, di una calada y empecé a toser, después de que la luz del mechero alumbrara su cara pude contemplar de que era mayor que yo, de unos diecisiete o dieciocho años.
La verdad de que de la forma que aquel sujeto me trato me hizo sentir como un hombre por primera vez porque su idea de compartir un cigarro conmigo y haberme considerado como rival me hizo sentir un tipo mayor y que me respetaba y ese respeto me hacia importante al máximo, si no fuese por lo que me dijo después:
-Ya vale, ahora lárgate
-¿Cómooooo? Ni lo sueñes el que se tiene que ir eres tú y si tienes cojones te acercas a ella.
Fue entonces cuando ella grito mi nombre y me dijo: -Anda porra pírate que ya hablaremos y yo tan educado que me crié al igual que mi primo y con la cara de tonto me quede helado, lo asimile poco a poco y me fui empezando a pirar. Así que le dije al gachó: -Está bien me iré pero porque me lo ha pedido ella que si no te ibas a enterar.
El se fue hacia mí y me estrecho la mano y yo tan tonto se la di estaba tan estupefacto que apenas reaccionaba mientras me dijo:


-Anda ahora vete al menos que te quieras quedar a ver el panorama y así aprende un poco Y no te preocupes por ella que te juro que te la cuidare bien.
A lo que yo le conteste:
-Vete ar carajo
Así que cogí aquel trozo de oscura y solitaria carretera con la única luz de aquel amargo Ducados y me lleve a mis espaldas uno de mis primeros desengaño de la vida. Y yo pensando la muy zorra que bien sabia por donde tenía que entrar y por donde estaba el boquete de la alambrada.
¡Oh, qué suerte un boquete!
un boquete......
!la mare que la pario!

1 comentario:

  1. Quiero agradecerte,y felicitarte por tus estupendos relatos.Tremendamentes divertidos,mucho arte es lo que hay!!!.Un cordial saludo.

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