martes, 26 de julio de 2011

LOS MILAGROS DE LA MILI: Hoy presentamos: Mis chicas del calendario

Esta chica del calendario tan simpática y tan… tan…. Se llamaba consuelo fue mi segunda chica de la mili, no tuve la suerte de entablar con ella ninguna conversación, ni tampoco pude disfrutar de tu blanca y tierna piel, no fui yo quien le eche la foto, ni mucho menos tuve la suerte de que me quisiera y quizás ella no tuviese de mi ni una pajolera noción de existencia. Es por eso quizás la llamaba por ese nombre, No sé en qué estaría yo pensando cuando la bautice así.


Batallón Cataluña IV, Cazadores de Montaña, Carretera de Solsona, Berga, Barcelona a los mismísimos pies de los pirineos, fatídico año 82.
Mi almanaque calendario de bolsillo me ayudaba a pasar los días de cuartel y cada vez que lo usaba tachaba los días que pasaba y veía la cantidad de días que le quedaba por tachar a ese puñetero año 82. Mi calendario tenía otra cara, otra cara que era espectacular era una muchacha tendida en una cama con cabecero metálico y completamente desnuda, morena ella, guapa, metidita en carne, aparte de eso ella te miraba fijamente con una mirada socarrona mientras soportaba una copa de champan y con una pierna alargada y la otra doblada y unos muslos impresionante con la mirada te decía: ¿pero qué estas esperando?
Yo la miraba cada vez que la utilizada para tachar los días. Y mirando esa foto se acumulaban en tu cabeza las dudas si de verdad algo así existía en realidad, yo lo creía o al menos me gustaba creerlo, aunque el mundo todavía no me lo había mostrado tan intensamente como yo hubiese querido.
Podía decir que aquella muchacha era una herramienta de evasión de la cual me servía para aquellos momentos de triste soledad y de días y noches de no ver nada más que tíos de camuflaje, tíos en pelotas, tíos en calzoncillos, tíos desfilando, tíos limpiando, tíos fregando, tíos comiendo, tíos cagando y tíos y tíos y mas tíos durante semanas y semanas de arrestos.
La amistad que tuve con un soldado de mi reemplazo fue una gran amistad era un tío bajito de cuerpo, muy nervioso, gallito, peleón y sobre todo muy sensible y frágil como siempre pasa con este tipo de personas, grandísima persona con gran corazón que me ayudo mucho y era una base fundamental de mi diversión y de los buenos momentos tanto como en de malos, Aprendí allí para siempre que en todos sitio existen gente así y en todos lugares hay de todo. También el tipo tenía una dificultad que era muy impulsivo hacia las cosas sin pensar y a mí eso me gustaba de él y tenía la completa seguridad de que yo le caía bien al igual que el a mí, o quizás más.
Últimamente  estábamos en todos los fregaos pero como siempre pasa con las mejores amistades se ven desenvueltas en unos altibajos que en la mayoría de las veces casi siempre suelen ser consecuencias de terceras personas.
Ya me lo presento una vez era un caraja, engreído y para colmo fanfarronzete, parte bragas en su pueblo y musculito ardor guerrero “la mare que lo pario”, en fin un nene.
A mi amigote le había caído bien sobre todo por ser paisano suyo. Yo estaba en las cuadras aquella mañana con los mulos y no por propia voluntad hacia servicio de cuartelero de cuadras. Aquel lugar no era agradable por la compañía de los mulos ni por su educación característica de escucharte siempre y no llevarte la contraria en los pensamientos “maldita sea sus muerto, hijo de puta mulo asqueroso”. Ni por el pestazo que había allí, ni por la cantidad de mierda que tenias que apártales, de moñigas rebujadas con la paja y sobre todo lo demás, ni por los aires de grandeza que se daban mirándote por encima del hombro aquellas horrendas bestias y que parecía que te decían: Limpia carajote limpia”. Y te trataban como su mayordomo. Ni siquiera por todo ello merecía estar allí tan solo un minuto.
Aquel lugar tenía un atractivo propio después de todo, y era que no estaba muy vigilado por los mandos y te podías escaquear sin que se dieran cuenta, era el aire de libertad, ese frescor tan agradable de libertad esa brisa que te hacía sentir un poquito libre. Podías montar allí un tenderete de cervezas y de latitas, aceitunitas en fin pasar un rato agradable. Yo estaba allí en la puerta con el mulo Otilio con pinta de pocos amigos me hacia compañía sin mucho entusiasmo, el sabia que los dos estábamos allí en modo circunstancial pero el cabron se la daba de importante “sus muertos”. A lo lejos veo a mi amigo que iba con su paisano el caraja hacia la cantina, su silueta era reconocible muy fácilmente, le grite de un bocinazo de los gordos y vio que yo estaba realizando el servicio de cuadra. Corrió hacia mí y comenzó a hacerme preguntas que si iba a estar allí, que si porque no vamos y hacemos una vasquita y poner algo 10 duros cada uno, el iría a la cantina por cerveza, valdepeñeras, latitas de mejillones, berberechos. Joder estupendo.
Yo dije: cuanto? el torrija que por supuesto era el que venía con el dijo “con 10 duros cada uno vamos bien”. Yo saque mi cartera y la abrí cuando aquel peazo de gilipollas vio mi almanaquito y dijo “Joder macho que peazo tía” a ver, a ver, yo se la enseñe desde la cartera y me dijo haz el favor de enseñármela hombre. Y yo más gilipollas todavía, la saque de la cartera y se la enseñe en mi mano sin imaginarme que aquel bulto me la fuese a quitar de un tirón.
No sé lo que me entro solo sé que cuando me di cuenta tenia al tío agarrao por el cuello con una mano hasta llevarlo contra la pared andando rápido y eso que la pared estaba a unos 10 metros, no sé como lo hice era más alto que yo y mas fuerte pero estaba a mi merced. Le dije que me devolviera el calendario rápidamente, bueno no fue del todo así, se lo dije en andaluz castizo, le dije: “Zuerta ezo peazo cabron mi que te vi a zaca los zojo”
El tonto polla nada mas verme la cara me devolvió el calendario sin comprender siquiera el motivo de haber actuado de esa forma tan violenta. No descubrí hasta aquel entonces el poder de coacción e intimidación que causaba el andaluz castizo bien pronunciado y combinado con una uve formada por los dedos separados índice y corazón  en modo horizontal y apuntando hacia los ojos de tu interlocutor. Tarde me di yo cuenta en el poder de las frases epitificas pronunciadas en mi idioma, ahora que lo pienso podría de verle sacado mas provecho.
Mi amigo no reacciono se quedo callado y contemplando la escena. Hubo unos segundos de silencio y el empezó a disculparse se había dado cuenta que había metido la pata. Pero el que es patoso es patoso y eso es irremediable, me dijo que por favor se la enseñase otra vez y que quería verla más detenidamente y que lo perdonase. Yo mirándole a los ojos le di el almanaquito muy lentamente y el miraba a la muchacha y decía: -Joder macho esta que te cagaas” se la mostraba a mi amigo y él decía: -Si, ya la he visto antes joder.
Pero el peazo de imbécil tenía que seguir metiendo la pata. Se giro de cintura y dijo:
-Seguro que Otilio no la ha visto” y se acerco al mulo diciéndole:
-Otilio mira que tía, Otiliooo tu que estas bien dotado mira esto.
Se la enseña el cabrón en modo vertical como si fuese un árbitro ensañando una tarjeta y yo lo veía todo venir, lo estaba viendo todo venir y grite: “Noooooo”. Pero ya era demasiado tarde, el animal de un solo movimiento de pescuezo le arrebato a la chica y se la llevo enganchada en sus dos pedazos de labios. El intento recuperarla pero el mulo sorteaba con el pescuezo los movimientos de su mano. Yo grite, “Otilio, noooooo”.  Otilio empezó a masticar y la muchacha que entraba lentamente, totalmente desnuda en aquel engranaje de dientes y era devorada en cuestión de segundos largos y largos segundos. Yo me quería morir, mi amigo, creo que fue el primero en darse cuenta de la gravedad de la situación y por eso me agarro como dándome el pésame, el torrija me miraba y se le ponía los ojos brillantes. Le estaba viendo la cara que soportaba con mucha dificultad el tener que descojonarse. Él lo aparto de mí mientras que cuando no pudo más y rompió a reír y la carcajada no le salía y era preocupante no se podía sostener en pie y se caía continuamente. Yo le dije a mi amigo: “llévatelo, Llévatelo por favor” Mi amigo me dijo: de verdad no quieres nada de la cantina, y yo le conteste en andaluz castizo “el coño tu hermana, tráemelo”, a mi amigo no le gustaba que le nombrasen a su familia se enfurecía y me miro muy seriamente y se alejaron los dos hacia la cantina. Y allí me quede viéndole la cara a ese mulo asqueroso que me miraba en modo indiferente como si tal cosa. Y tan pancho notándosele las ganas que tenía de escuchar la corneta del pienso para que le diera de comer. Le dije de todo, lo puse de todo lo más malo, lo maldecía, lo insulte y nada ni se inmuto. Su mirada me lo decía todo “No eres más tonto porque no vienes de mas lejos” Mientras tanto se escuchaba a lo lejos el toque de corneta, era la hora del pienso y yo deseaba con todas mis fuerzas que aquella bestia inmunda tuviese una mala digestión.
Así que tuve que buscarme a Consuelito esta chica del calendario intentando olvidar a la anterior. “los muertos del mulo”

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