martes, 21 de abril de 2015

Mis pinturas favoritas "Despertar de Madrugada" Joan Miró 1.941

Despertar de Madrugada, Joan Miro 1.941
Con esta obra descubrí algo asombroso, algo no comparable a nada, descubrí las tres partes en la que se puede descomponer la existencia humana. La luz, el arte y la estupidez y en este orden. Los tres grandes fenómenos de la naturaleza interior y exterior de todo lo relacionado a materia existente.

Cuando siempre relacione la luz con el conocimiento humano me di cuenta que a través de ella se podía llegar a la perfección cuanto más lejos llegue porque no hay nada de existencia en este mundo que se atreva a exponer o transmitir algo en la naturaleza con la osadía de no pedirle permiso o autorización a este fenómeno, la idea electrizante de crear algo depende de la luz que sobrepase los confines de tu celebro para activar el estimulo del deseo, las ganas o el placer de descubrir algo que no termina nunca y carece de fin como utopía y horizonte que te traza el camino. El día que un ser humano descubra hasta el último detalle de este fenómeno se puede dar ya por satisfecho porque ha descubierto a Dios con total garantía.
El arte sin embargo esta acondicionado con este fenómeno porque con su permiso es un transmisor y emisor de estímulos y sensaciones humanas que infinitamente nos hace conmover y  estremecer en cada ejemplo que nos pongan por delante hasta lo más clasificable o inclasificable. El arte no tiene en si ninguna forma,  patrón, doctrina, condición o cantidad precisa de vida pero es la maravilla más asombrosa que un ser humano pueda dejar a otro ser humano en este mundo.
Sin embargo el polo opuesto a la existencia humana también es infinito y por supuesto y que curioso es lo único en este mundo que no tiene por qué estar acondicionado por nada, ni siquiera por la luz. La forma de la estupidez humana puede llegar hasta las distancias más descabelladas que pueda imaginar una mente, de hecho no tiene ninguna justificación de existencia como tampoco tiene ninguna explicación en todos sus ejemplos, es mas el ejemplo de una estupidez se define por el simple hecho de que su autor no puede explicarlo a posterior y lo que es peor ya que no lo puede explicar el autor quien coño lo va a hacer por muy experto que sea. La estupidez puede ser muy comercial se puede ganar dinero con ella incluso hacerte rico pero cuando le pidas permiso a la luz aunque sea para que en un determinado momento la solicites para verte reflejado en un espejo puede ser bastante triste, no lo digo por experiencia pero si lo digo por el deseo de no tenerme que ver nunca en la inexplicable inexistencia de una existencia. La estupidez es el mal, es dañina y es carencia porque es el espacio, la nada, no se puede sacar nada pero es el fenómeno donde más provecho se le puede sacar en una lectura y de lo que más se puede escribir o poderle sacar provecho para hablar en un discurso. Y para colmo es el único de los tres fenómenos que nos puede hacer reír con total naturalidad.

Esta obra “Despertar de madrugada 1.941” la conocí con 14 años y la lleve conmigo guardada en mi mente para los restos y cuando llegó este fabuloso mundo de la comunicación a la carta, solo necesite recurrir a la luz de mi memoria para volver a rescatarla como algo maravilloso e indefinido que me conmueve en la sensación de lo que se llama ahora pixeles de luminosidad que lo forma al igual que antes lo hacía a través del reflejo de una proyección de luz que estallaba en mi retina para que se me transmitiera en un mensaje el sueño o sensación que tuvo en un momento otra persona como fue este esplendido genio creativo. 

Josefa Ensefalo Fuensanta-Chiclana de la Frontera

No hay comentarios:

Publicar un comentario