lunes, 3 de octubre de 2011

EL PERRO VERDE 2/3

Regrese no muy  tarde a casa no muy tarde que digamos con la dificultad de meter la llave en la cerradura dado mi estado embriagador y no por el perfume pero intentando pasar lo mas desapercibido posible sin llamar la atención, tenía la necesidad de tirarme en la cama y venia a lo justo pero como era costumbre familiar tenía que pasar por el salón de mi casa donde estaba mi familia viendo la televisión, así que con tal de entrar allí sentarme por unos minutos, preguntar el titulo de la película que estaban poniendo y dar las buenas noches ya estaba yo más que cumplido.

Así que atento! mucha atención, no se debe de notar nada la actitud embriagadora, tengo que parecer normal y por fin cogeré la cama y dentro de poco me sobrara todo.
Llego al salón y me siento en la silla y para colmo la película era del oeste, tuve la mala suerte de que la cogí nada más y nada menos que en mitad de un duelo a pistola, callaíto la boca y sentadito en la sillita hice el intento de preguntar cómo se llamaba la película y mi padre de un grito me dijo: ¡Chitón! Recuerdo la escena y el desafío como ninguna escena ni ningún desafío visto jamás. Charles Bronson esperaba sentado con un revolver a su lado mientras a caballo venia Henry Fonda con una mandanga de dos pares de huevos y parecía que nunca iba a llegar.
Si no mal recuerdo Henry Fonda mientras llegaba y se bajaba del caballo tardo más tiempo que si hubiese tenido que ir a Naveros o al menos a mi me parecía una eternidad. Hice el intento de preguntar por segunda vez el título de la película y mi padre hizo con toda su alma: ¡PSSSSSSSSSSSS!
Empezaron a hablar Bronson y el y se prepararon para el duelo, mientras se miraba el uno al otro, se oía la música y recordaban entre uno y otro lo que había tenido que pasar para que estuviesen allí, no se pero a mí me pareció otro cuarto de hora. Por tercera vez hice el intento de preguntar pero mi madre dijo: ¡CUCHAAAA! Me levante rápido y di las buenas noche y Salí pitando para mi cuarto.
El haberme sentado ese rato en la silla, ese duelo y esa pechá de andar me había entrado un poco de fatiga y mareo y me dispuse a encender la luz de mi cuarto cuando me lleve una sorpresa alucinante que se me corto el cuerpo. Un perro estaba encima de mi cama sentado y me miraba estilo Charles Bronson y yo lo miraba a él sin creerme lo que estaba viendo y no me extrañaba tanto el perro como el color del perro que era todo verde.
Tenía que asimilar lo que había delante de mis ojos recordando los Gin lemon que me bebí, y lo que me fume e intentando convencerme de que no existe la más remota posibilidad de que en una supuesta realidad existiese un perro color verde o la otra posibilidad de que el perro estuviese pintado de verde y eso me hacía pensar que esa posibilidad era más remota aun porque para eso tendría que existir un gilipolla que fuese capaz de pintar a un perro color verde tirando a lima limón y ponérmelo encima de mi cama, el caso es que ese color verde es el mismo verde que el de los Gin Lemon, la misma gama.
Así que no tuve más remedio que asimilar lo que veía, dar media vuelta y bajar otra vez al salón, abatido y hundido para sentarme otra vez en la silla y ver el puto duelo que todavía no habían empezado ni a disparar. Con mucho disimulo me acerco a la oreja de mi madre muy bajito para no molestar le digo:
-¡Mama! En mi cama hay un perro. !AAAHH!
todo eso muy bajito como si estuviese en misa.
Continuara........

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